jueves, 15 de junio de 2017

Crónicas de un Héroe - Por: Luis Fuentes


Amanece el 26 de abril de 2017, me despierto a las 9:00 AM como casi todos los días que no tengo clase aunque hoy se siente extraño, no es sábado o domingo,  es miércoles, pero desde hace dos semanas no he tenido clases por las protestas. Me quedo un rato pensando, viendo el techo hasta que escucho el teléfono y es un mensaje de mi novia, me saluda con todo el amor del mundo y me ruega que no salga.

Me levanto de la cama y me tropiezo con mis zapatos de básquet, torpemente me levanto y salgo a desayunar, mi mamá me espera con una arepa y jugo de naranja. Sentía que mi día no podía ser mejor, incluso el clima es perfecto, sin embargo, tengo una sensación entre rabia y valentía entre el pecho y la espalda, es eso lo que me convence de ir a la marcha de hoy, por eso corro a bañarme y vestirme.

Mi mamá me lleva hasta Parque Cristal, hay demasiada gente y el tráfico es un caos, le digo a mi madre que me quedaré allí y seguiré caminando hasta la concentración, ella me echa la bendición y me abraza tan fuerte que casi no respiro y me susurra al oído con la voz quebrada “cuídate hijo, te amo muchísimo”. Salgo del carro casi corriendo, llego al lugar y la cantidad de personas era abrumadora.

Cuando por fin alcanzamos bajar a la Autopista Francisco Fajardo se escuchan las detonaciones, éramos muchos afectados por los gases y nos vamos hacia la Plaza Francia, éramos demasiadas personas y la Guardia Nacional no tenía piedad.

Me encontraba en Altamira con mis amigos del colegio, me impresionó ver a Yibram Saab, nunca pensé que su padre lo dejaría asistir a este tipo de cosas, sobre todo con el cargo que tiene, pero en fin, estábamos tranquilos y de la nada aparecen los uniformes verdes, uno de ellos me avista entre la multitud y me extraña, luego escucho entre el humo y los gritos una detonación muy cerca, quedo aturdido y veo un círculo negro acercándose a mí en cámara lenta, todo se puso oscuro y tengo un dolor insoportable en mi costado.

Cuando me despierto de mi sueño, veo la universidad donde estudio desde arriba, como si estuviera en un avión, mis amigos están allí, vestidos de negro y llorando junto a mi madre. Escucho a mis espaldas una voz gruesa que me dice “dígame su nombre”, me volteo y veo a un hombre de barba con un distintivo que dice “Pedro” y detrás de él una gran puerta dorada, le respondo “Juan Pablo Pernalete” y me deja pasar.

Esta es mi nueva realidad, hoy estoy reunido con otros que también querían un mejor país, los extraño a todos, a mi familia, a mis amigos y a mi tierra, pero sólo espero que lo que me sucedió sólo les de fuerza para seguir luchando.

Por: Luis Fuentes

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