Nos hemos acostumbrado a generalizar y hemos hecho pagar a justos por pecadores. Lo cierto es que no todos son iguales, de hecho apostaría que la mayoría es diferente y que no son como pensamos que son; quizás eso sea una de las cosas más difíciles, poder saber quién es quién, saber identificar a cada uno y entender los motivos si en algún caso hubiese alguno.
Cuando estas cara a cara con ellos, te das cuenta que son igual de humanos que tu, que tienen sentimientos y que en el fondo no quieren nada de lo que esta pasando. Lo he visto en sus ojos cada vez que he tenido la oportunidad de estar al frente de ellos, ojos llenos de lágrimas, llenos de impotencia, llenos de miedo por lo que pasa y a la vez de esperanza por que todo cambie. Están llenos de un silencio eterno por miedo a alzar la voz.
Por un lado hay un grupo pequeño que su única arma es el odio y la violencia, que se beneficia de la generalización, porque así parecen ser más y estar más fuertes que nosotros. No hay nada más fuera de la realidad que eso. La verdad es que hoy están más solos que nunca, son menos que nunca, y más débiles y frágiles que nunca. Hoy no confían ni en ellos mismos, hoy le tienen miedo al día y a la noche, saben que no les queda mucho, y su única esperanza es que nos gane la desesperanza.
Por el otro nosotros, que somos más, somos lo que nunca antes habíamos sido, una mayoría incuestionable, unidos por el tricolor, la libertad y la democracia. Desde ya estamos cambiando el país sin darnos cuenta, con nuestra lucha pacifica y de resistencia estamos haciendo historia. Estamos demostrando que no se necesita las armas, la violencia ni la fuerza para vencer, y venceremos. Aunque no quieran, venceremos, aunque no crean, venceremos, y conquistaremos la Venezuela de oportunidades para todos, la que todos soñamos, una sola Venezuela, libre y democrática.
Mientras debemos demostrar con el ejemplo, con las acciones de cada uno, cual es el país que queremos, esta en cada uno de nosotros sacar lo mejor que tenemos para dar, no es una tarea fácil, pero valdrá la pena.
Gracias a todos por lo que cada uno aporta al País.
¡Que Viva Venezuela!
Por: Carlos Dorlemont
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