domingo, 9 de diciembre de 2018

TECHO y mi experiencia como voluntaria


¡Quería escribir de esto desde hace tiempo! Y además tengo la excusa perfecta para escribir sobre mi voluntariado en TECHO Venezuela, en la sede de Valencia.

Esta semana, el 5 de diciembre para ser exactos, fue el día internacional del voluntario. Ser voluntario en cualquier ente u organización es una labor que podría ablandar el corazón de cualquiera que lo practique. Yo personalmente, he conocido el voluntariado desde que tengo 12 años, o sea llevo 10 años siendo voluntaria. No de TECHO como tal pero si he sido voluntaria esporádica y lo he hecho en varias fundaciones, ONGs o simples ayudas o actividades solidarias. Y es por ello que tengo la obligación de decirles que no ha habido una sola experiencia que yo haya hecho que me haga decir: "no vuelvo a hacer esto más nunca." Siempre salgo cansada y cualquiera que haya hecho voluntario sabe que es así, que lo primero que hacemos al llegar a nuestras casas es llorar, bañarnos, llorar y dormir (no necesariamente en ese orden), sin embargo salimos de buena vibra, mil sonrisas de agradecimiento y una que otra lágrima de empatía, por lo menos de mi parte.

Si bien es cierto que el voluntariado permanente no es para todo el mundo, ser voluntario debería ser un check en ese Bucket List de cosas que deberíamos hacer antes de morir. Es que no hay manera, hacer una jornada de voluntariado te llena en todos los aspectos posibles. Uno entra con una perspectiva y sale con otra totalmente diferente. Todo esto se los digo y sé que parece algo sencillo, algo que incluso personas suelen subestimar, pero lo cierto es que no es tan fácil como lo escribo. 

Recuerdo que la primera vez que hice de voluntaria, vivía en Caracas y fui al Hospital Clínico Universitario de la UCV en el sector de pediatría, con un grupo de niñas que nos hacíamos llamar "Jóvenes Contracorriente", para entregarle a los niños juguetes y a los padres insumos médicos que necesitaran. Este grupo lo dirigía mi profesora de Responsabilidad Ciudadana, Ana María Palma, ella nos daba la opción de darnos puntos extras si la acompañábamos a jornadas de labor social. Durante toda esa primera jornada estuve llorando como una magdalena. Ya de por sí Manuela de 12 años era excesivamente llorona y sensible a flor de piel, pero es que a toda habitación que yo entraba me indignaba tanto la situación, la impotencia de tener 12 años y no saber que hacer, frustrarme porque quería ayudar más,  a penas y podía hablar con los pacientes. Lo poco que hablé fue porque habían niñitos tan carismáticos, tan alegres a pesar de que estaban luchando para poder vivir y tan agradecidos de que estuviéramos visitándolos que eso amortiguaba mi frustración. Al salir del hospital con mil emociones en el aire, Ana María nos dijo lo siguiente: "Hoy, aunque ustedes no lo vean ahorita, hicieron algo bueno que mejoró el día de todas esas familias. Siéntanse orgullosas." (Ana, si me lees, gracias)

El truco de salir de un voluntariado feliz y satisfecho de que tu día haciendo labor social valió cada micro-segundo, es que no te esperas salir así. De hecho, las personas a quiénes se ayuda no tienen ni la más remota idea de que ellos están haciendo algo por los voluntarios también. Estas actividades son un constante ganar-ganar, pues las personas en comunidades nos hacen reflexionar y valorar las cosas, tanto como ellos valoran lo que nosotros podemos ofrecerles. Siempre hay un cúmulo de emociones en las jornadas, tienes sentimientos encontrados todo el tiempo. Puedes sentir tristeza, frustración e impotencia por las realidades que puedas observar pero no hay nada más gratificante en estas jornadas que recibir ese humilde "gracias".



Ok, ahora hablemos de TECHO. TECHO es de esas organizaciones llena de gente genial dispuesta a regalar horas de su tiempo para poder ayudar a personas en situación de pobreza extrema. El discurso institucional es bastante sencillo: TECHO es una organización presente en 19 países de América Latina, que busca superar la situación de pobreza que viven millones de personas en asentamientos, a través de la acción conjunta de sus habitantes y jóvenes voluntarios y voluntarias (si no me creen solo ojeen la pagina web de TECHO, esto fue literalmente copy-paste). 

La idea original es construir casas para familias en situaciones económicas realmente fuertes, pero en Venezuela la crisis ha afectado tanto que ha bajado el número de construcciones que se han hecho. Sin embargo, eso no nos quita las ganas de seguir educando a las comunidades populares para hacerlos crecer con los valores que TECHO cree importantes para formar buenos ciudadanos a través del desarrollo comunitario, promoviendo la conciencia y acción social, incidir en política y el desarrollo institucional.

Mi experiencia en TECHO, definitivamente fueron las personas que conocí. Tanto los de la comunidad en Praderas de Guayabal como los voluntarios que hoy puedo llamar amigos y son de los pocos que me quedan en Venezuela. Voy a comenzar con el principio: ¿Cómo los conocí? Conocí a TECHO en 5to año del colegio, cuando empezaron a hacer sus famosos potazos en Valencia, como en el 2014 si mal no recuerdo, necesitaba hacer horas de labor social para graduarme e hice algunas con ellos. Me gustó muchísimo la vibra que me daban los muchachos, pero no pude concretar en ese momento mi voluntariado permanente. Un año después uno de mis amigos del movimiento estudiantil, Carlos, me contó de su experiencia construyendo casas con TECHO y bueno allí fue cuando verdaderamente creí en el discurso de que construían casas (lo siento al principio no les creía nada solo pensaba que podía ser una linda iniciativa pero no creía que de pana las construían). Luego en LIDERA 7 volví a encontrarme con TECHO gracias a 2 amigas, Majo y Malu, ellas me hablaban de lo maravilloso que era y cada vez me sentía más y más identificada y motivada a estar trabajando con ellos. A finales del 2017 descubrí por René, otro amigo, que existía una oficina y un equipo de TECHO en Valencia. René me puso en contacto con José Nicolás o Jochi para los panas (el coordinador de ese entonces), quien en el instante que lo conocí me dijo lo siguiente: "Tienes toda la pinta de querer ser Techera.". Sip, la cosa es por pinta aparentemente (lol not really). Nos volvimos amigos al instante y a principios del año saque la excusa de mi servicio comunitario en la universidad para poder formar parte del equipo de comunicaciones de TECHO donde lo coordinaba Valeria. Y desde ese entonces me enamore perdidamente de la causa, de la comunidad y del equipo.

El equipo en los últimos meses de este año ha cambiado de personajes. Entre los que mencione anteriormente, Valeria y Jochi, se fueron del país y como ellos también estaban: Mavi, Oliana, Luis, Roberto y Mandy. Hago mención de estas personitas porque aunque no las conocí más a fondo, porque la verdad es que no me dio tiempo por el factor país, es justo decir que formaron parte fundamental para el inicio de la cede en Valencia y sinceramente sino fuese por ellas yo no estaría hoy siendo voluntaria. Así que, de antemano, gracias.

El equipo actual es tan cool como el que estaba antes, porque obviamente hay que hacerle honor al legado y creo que hasta los momentos no los hemos dejado mal. Somos todos diversos, locos y con un corazón enorme y por eso es que los amo tanto. No paramos de hacer, pensar y ayudar, y a pesar de las diferencias nos une la solidaridad, la formación y las ganas de hacer un mejor país. Este equipo, se para con la energía a millón para ir a la comunidad y hacer lo que nos toque. Ya sea ser la cocinera como Natalia, el animador como Enzo, el lider como Roxana, los voceros como Gustavo, Eunice e Ismary, los que documentan todo con fotos o videos como Luana, como también simplemente ser de apoyo con la actividad pautada como lo son Male, Gustavo, Valentina, Marietta, Carlos, Rafael, Maria Isabel, Angie, Brenda, y otros voluntarios que en este preciso momento no recuerdo sus nombres. Somos un gran equipo, lo que nos vuelve muy amigos y por ende una gran ohana. 

Gracias a personas como ellos existen este tipo de organizaciones, existen pautas que marcan la diferencia, existe aún la humanidad y solidaridad, existen este tipo de experiencias que llenan corazones y sacan lágrimas y sonrisas. Así que, si no se los han dicho antes, son lo máximo, son mis héroes y somos los que somos para cambiar nuestro país y poco a poco el mundo. ¡Gracias por existir voluntarios!

Ahora, lectores, les pregunto a ustedes: ¿han hecho voluntariado antes?
- Si tu respuesta es afirmativa (ya eres mi héroe) responde: ¿dónde han hecho voluntariado? y ¿cómo fue su experiencia?

- Si no lo has hecho (rela que después de que leas esto sé que querrás intentarlo) responde: ¿por qué no has hecho voluntariado? y de querer hacerlo ¿con quién harias voluntariado?

¡Voy a estar atenta a sus comentarios!

PD 1: Quería hablarles del ENCO pero... creo que será mejor explicarles con el video que aun estoy editando y que pronto publicaré. Obviamente los mantendré al tanto.

PD 2:  en Techo Valencia se vienen unas últimas actividades y eventos del año y si quieren estar al tanto de ellas siganme en mi instagram @manudubuc para tener toda la información que necesiten.




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5 comentarios:

  1. La voluntad mueve al mundo, te adoro Manuela, hago mías tus palabras.

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  2. Techo es mi hogar y que seas voluntaria me llena de orgullo. ¡Manu te queda mucho por dar! Qué buen artículo, te quiero un montón

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  3. Identificada a mil contigo, todos crecemos cada día un poco mas juntos, y encantada por encontrarme con personas como tú dentro de TECHO para seguir apoyándonos siempre, sigamos repartiendo y compartiendo experiencias, así seamos pocos, logramos mucho.

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  4. El voluntariado te llena de miles de experiencias y te muestra un poco más la realidad de la persona que ayudas y de quienes te acompañan.



    Realmente cuando lo haces con el corazón nunca se te acaban las ganas de ayudar y repetir ese o hacer mil voluntariados distintos


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